
Los Agoreros y la propagación del miedo infundado.
El término «agorero» según la definición de la RAE se refiere a aquella persona que predice males o desdichas.
A lo largo de la historia, siempre han existido estos individuos o grupos que predicen desgracias o anuncian eventos negativos con insistencia, calamidades inminentes y presagian el fin del mundo, muchas veces sin fundamento. Ya sea a través de profecías religiosas, teorías de conspiración o interpretaciones catastrofistas de eventos naturales y tecnológicos, estas figuras han ejercido una notable influencia en la percepción colectiva de la realidad. En la actualidad, los anuncios catastróficos se han multiplicado con la globalización de la información, abordando temas como el supuesto uso del proyecto HAARP que fue diseñado para controlar el clima, los peligros de las antenas 5G o el inminente colapso de la civilización.
Pero ¿cuáles son los objetivos de quienes difunden estas ideas?
¿Por qué lo hacen?
La Generación de Miedo y Control
Uno de los principales objetivos es generar miedo, una de las emociones humanas más poderosas y manipulables. Cuando las personas tienen miedo, buscan refugio, dirección y respuestas rápidas, lo que los hace más vulnerable y susceptibles a aceptar líderes, ideologías o soluciones extremas sin cuestionarlas.
En muchos casos, los mensajes de estos falsos profetas del desastre no buscan advertir con sinceridad, sino inducir una respuesta de dependencia y sumisión.
Además, el miedo vende. En los medios de comunicación y las redes sociales, las noticias alarmistas generan más interacciones y, por ende, más ingresos publicitarios. Es por ello que ciertos grupos o individuos pueden difundir rumores o noticias falsas con el fin de obtener beneficios económicos o políticos.
Desinformación y Distracción
La proliferación de teorías de conspiración, como las del Proyecto HAARP o las antenas 5G, también cumple la función de desinformar y distraer a la población de problemas reales y tangibles. En lugar de enfocarse en cuestiones sociales, económicas o políticas concretas, se introduce una narrativa paralela que desvía la atención.
Por ejemplo, mientras se debaten los supuestos peligros de las antenas 5G, se pasa por alto el impacto ambiental de otras tecnologías o los verdaderos riesgos de ciberseguridad. De esta manera, la difusión de estas teorías puede ser aprovechada por grupos de poder que desean mantener a la población ocupada en fantasmas, mientras sus verdaderas acciones quedan fuera de la indagación pública.
Un claro ejemplo de esto es el Proyecto HAARP, un programa de investigación atmosférica de alta frecuencia que ha sido señalado falsamente como un arma de manipulación climática y generador de terremotos. Estas afirmaciones ignoran por completo el desconocimiento que aún tenemos sobre las fuerzas naturales de la Tierra. Si realmente existiera una tecnología capaz de controlar el clima, ¿por qué no se ha utilizado para evitar los devastadores incendios de California o las sequías que afectan a millones de personas en todo el mundo?
Otro caso es el de las antenas del 5G, acusado de ser un mecanismo de control mental masivo. Sin embargo, la verdadera influencia en la mente humana no proviene de las ondas electromagnéticas, sino por ejemplo, del uso indiscriminado de los dispositivos móviles. Las personas ya están siendo controladas, no por la señal 5G, sino por la adicción a sus teléfonos, un trastorno de ansiedad conocido como “NOMOFOBIA”, además de las redes sociales y la constante manipulación informativa a la que están expuestas.
Otro claro ejemplo de cómo se explotan las catástrofes para generar miedo es el terremoto de Haití en 2010. Tras el devastador sismo, surgieron múltiples teorías que afirmaban que el desastre fue provocado artificialmente mediante armas geofísicas, entre ellas el HAARP. En lugar de centrarse en las verdaderas causas del desastre, como la vulnerabilidad estructural del país y la falta de preparación ante eventos sísmicos, se propagaron narrativas que desviaban la atención y generaban pánico global. Este tipo de estrategias no solo alimentan el miedo, sino que también obstaculizan la búsqueda de soluciones reales y sostenibles para evitar futuras tragedias.
El Impacto en el Despertar de la Consciencia
Uno de los efectos más profundos de esta estrategia es su impacto en el despertar de la consciencia. Cuando las personas están atrapadas en un estado de miedo constante, su capacidad para expandir su percepción y conectar con su esencia superior se ve bloqueada. El miedo y la ansiedad generan estados mentales reactivos que impiden la introspección y la comprensión profunda de la realidad, además de alimentar los egregores negativos.
Los sistemas de control global pueden estar utilizando estas narrativas de terror para mantener a la humanidad en un nivel bajo de consciencia, evitando que las personas descubran su verdadero potencial. Si el ser humano está distraído y temeroso, es menos probable que cuestione la naturaleza de su existencia, que busque su autonomía espiritual o que desafíe las estructuras de poder establecidas. En este sentido, la difusión de noticias catastróficas puede ser una herramienta deliberada de control, diseñada para evitar que la humanidad despierte a una mayor comprensión de sí misma y del universo.
El Poder de la Viralidad y la Psicología de Grupo
En la era digital, las noticias alarmistas se viralizan rápidamente. Las redes sociales permiten que la información se comparta sin verificación, creando burbujas de desinformación donde las personas refuerzan mutuamente sus creencias sin cuestionarlas. La psicología de grupo juega un papel clave en esto, dado que cuando un mensaje de miedo es aceptado por un número suficiente de personas, se vuelve una «verdad» inamovible dentro de ciertas comunidades.
El mal uso de las redes sociales amplifica esta situación. Las plataformas digitales están diseñadas para maximizar la interacción y retención de los usuarios, priorizando contenido que genere reacciones emocionales intensas, como el miedo y la indignación. Esto provoca que las noticias catastróficas se propaguen con facilidad, mientras que la información más equilibrada y fundamentada tiene menor alcance. Además, la velocidad con la que se comparten estos contenidos impide un análisis profundo, lo que refuerza la credulidad y la polarización en la sociedad.
El ser humano está programado para detectar amenazas, por lo que tendemos a prestar más atención a las malas noticias que a las buenas. Esto facilita la expansión de narrativas apocalípticas, incluso cuando carecen de base científica o lógica.
Reflexiones finales
Los agoreros y los difusores de noticias catastróficas han existido desde siempre, pero hoy en día su impacto se ha multiplicado gracias a la tecnología. Sus objetivos pueden variar desde el simple interés económico hasta la manipulación social y el control de masas. Frente a esta realidad, es fundamental que las personas desarrollemos un pensamiento crítico y aprendamos a verificar la información antes de aceptarla como verdad, ya que el discernimiento nos permite distinguir entre lo que es fiable y lo que es engañoso, favoreciendo una comprensión más profunda del mundo que nos rodea.
Además, es crucial reconocer que el miedo es un obstáculo para el despertar de la consciencia. Al liberarnos del pánico inducido y enfocarnos en nuestro crecimiento interior, podemos elevar nuestra percepción y ver más allá de las narrativas impuestas. Solo así podremos evitar caer en la trampa del miedo y tomar decisiones basadas en la razón, el conocimiento y la verdadera comprensión de nuestra esencia.
Es momento de despertar!!!
Dejemos de ser víctimas del miedo y recuperemos nuestro poder interior.
La humanidad no está destinada a vivir atrapada en el temor y la confusión. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de cuestionar, investigar y buscar la verdad más allá de lo que nos imponen.
Solo con una mente libre y una consciencia despierta podremos transformar nuestra realidad y construir un futuro basado en la luz, el amor y la verdadera comprensión de quienes somos.
En Unidad y Amor Ascensional.